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Qatar 2022

Reapareció la Scaloneta de la mano de Messi y Enzo Fernández

Fueron 64 minutos en los que la selección Argentina no lograba reencontrarse con su juego. La estrategia del Tata Martino en México había sido efectiva: cortar las asociaciones de juego, presión alta o media, y mantener la imposibilidad de que la albiceleste llegue al área con varios jugadores y pelota controlada.

Quizá justamente por conocer bien a la albiceleste que supo conducir a dos finales de Copa América, la táctica dejó un primer tiempo con saldo levemente a favor para México, en cuanto a peligrosidad para el arco rival: el Dibu Martínez había atenazado un tiro libre y había visto cómo un disparo se iba por arriba del travesaño; más que el único tiro de Argentina en los primeros 45 minutos, tras una ejecución de tiro libre de Messi. Así y todo, los dirigidos por Scaloni habían mantenido la posesión del balón en una proporción superior al 60%.

El segundo tiempo la selección regresó sin cambios, pero a los pocos minutos entendió que el partido precisaba de más asociaciones y búsquedas. Así, a los 57 minutos comenzaría a cambiar el partido con el ingreso de Enzo Fernández (Benfica) y a los 63, la estocada final para lograr el tan esperado reencuentro de Argentina con la Scaloneta que tantas satisfacciones dio: ingresaron Julián Álvarez (Man. City) y Nahuel Molina (Atlético de Madrid).

A los ansiados 64 minutos, Di María (Juventus) se la dio a Lio Messi recibió en la medialuna del área grande de México, en casi la primera llegada al área rival con varios jugadores. El 10 se perfiló y con un zurdazo raso, la clavó al lado del palo izquierdo del Memo Rentería para desatar la alegría y el grito de desahogo de los hinchas en Qatar, Argentina y todo el mundo. La Argentina se había reencontrado con la Scaloneta.

El capitán y mejor jugador del mundo había marcado un gol de desahogo personal, grupal y de todo un país. El golpe que había sido la derrota ante Arabia Saudita dejaba dudas sobre la posibilidad de recuperarse, y por varios tramos del partido pareció que iba a ser muy difícil. Pero en los momentos más difíciles es cuando los grandes jugadores deben aparecer, y así lo hizo Lio Messi.

A partir de entonces, México, que nunca había mostrado gran voluntad para atacar, intentó aunque sin muchas alternativas, acercarse al arco argentino. El Tata Martino realizó 2 cambios (Antuna por Vega y Jiménez por Álvarez). Lo propio hizo Scaloni: salió el fideo Di María por el Cuti Romero (Tottenham) y Alexis Mac Allister (Brighton) por Ezequiel Palacios (Bayer 04).

Desde entonces, la Scaloneta empezó a sumar asociaciones y velocidad en los pases. La posesión se hizo mucho más agresiva en el campo rival y la posibilidad de que llegase un segundo gol y cerrase el partido, estaba al caer.

México intentaba salir y atacar. Se abrieron los espacios en la defensa azteca y sucedió lo que se olía: a los 87 minutos hubo un córner de la izquierda que Argentina jugó corto para el desequilibrante Enzo Fernández, quien tras una gambeta dentro del área cruzó el balón para meterla en el ángulo superior izquierdo del portero mexicano. Y ahí sí, la alegría fue total. El ex River y Defensa y Justicia vivía un momento histórico y soñado. Abrazo con Messi primero, luego con todo el equipo y la ilusión total.

Toda la firmeza que mostraron Lisandro Martínez (Man. United), Nicolás Otamendi (Benfica) y Dibu Martínez (Aston Villa), se sumaron a la definición y precisión en las definiciones de Messi y Enzo Fernández. Los cambios hicieron efecto y permitieron abrir un partido trabadísimo para Argentina y muy cuesta arriba tras la primera derrota de la selección en Qatar.

Así las cosas, la victoria mundialista de Argentina le permite estirar el historial contra México (16 victorias, 11 empates y apenas 4 derrotas desde 1930); y quedar segunda en el grupo C, detrás de su próximo rival el próximo miércoles 30/11, Polonia. Con aún mucho por trabajar, va a descansar con ilusión y esperanza, pero sobre todo, con la satisfacción de haber podido romper con una sensación de desconcierto y haberse reencontrado con parte de ese fútbol que lo llevó a ganar 2 títulos y lograr un invicto de 36 partidos entre 2019 y 2022.

Vivo a Firenze. Sono appassionato di calcio e di tutto ciò che ruota intorno al pallone,ben oltre la mera cronaca sportiva . Sono papà di due bambini. Gioco da sempre a calcio e ho un innata ammirazione per chi non si arrende al conformismo.

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