Lo habíamos dicho en este espacio: no sería un Superclásico más entre River y Boca sino que marcaría un hito. Por cómo llegaban ambos equipos, por lo que había en juego (más en lo simbólico que por los puntos), y por la pasión que mueve uno de los clásicos más importantes del mundo.
Finalmente, el River de Martín Demichelis se impuso a un Boca al que le costó crear situaciones de gol y al que, nuevamente en un clásico del fútbol de los campeones del mundo, le echan varios jugadores en el mismo partido. Desahogo festivo para un lado, bronca y batalla campal del otro.
El partido tuvo un marco impactante: el nuevo Más Monumental, histórico estadio de River Plate y donde hace de local la selección campeona del mundo comandada por Lio Messi y Lionel Scaloni; debutaba con su nueva fisionomía y capacidad de 85.000 espectadores.
Boca, por su parte, contaba con una semana previa de plenas remontadas y clara mejoría en el juego, tras la victoria por 3 a 1 a Racing de local, y el 2 a 0 de visitante en Chile ante Colo Colo, por la deseada Copa Libertadores. Además, Boca llevaba 2 victorias consecutivas ante River, en un historial que le es favorable, y más aún desde que había llegado Riquelme a la Comisión Directiva en diciembre de 2019.
La intensidad de River en los primeros minutos era de esperarse. Y Romero salvó el 0, por primera vez a los 7 minutos, cuando un tiro cruzado de Nacho Fernández casi encuentra la red. La misma intensidad hizo que cometa un par de faltas sobre la mitad del campo y muy lejos de su arco, que le valieron amarilla para varios jugadores suyos.
Un cabezado desviado de Beltrán a los 21, un buen desborde de De La Cruz que terminó en offside a los 35 y un tiro libre de Nacho Fernández que controló con tranquilidad Chiquito Romero a los 41, las otras y únicas llegadas de peligro en el primer tiempo. Boca, por su parte, lejos estuvo de Armani en los 45 minutos iniciales.
La superioridad de River había sido clara tanto como insuficiente para romper la igualdad en el marcador. Hasta el momento Boca se veía con poca iniciativa pero también poco incomodado por un rival que buscaba y parecía querer más la victoria. Hubo más luchas y faltas que juego, tal es así que hubo 7 amonestados en el primer tiempo (4 de River y 3 de Boca).
Al comenzar el segundo tiempo, se vio un cambio de actitud en el xeneize, que tuvo la primera llegada, a punto del gol, al minuto de juego: un mal despeje de la defensa de River terminó con el balón en los pies de Villa, quien a punto de convertir frente a Armani, fue cruzado limpiamente por Casco en el punto del penal.
Ya más lejos del arco de Boca, River tuvo 2 posibilidades: a los 5, Nacho Fernández ideó una gambeta solitaria que pudo ser, pero terminó cruzado por Valentini, de buena actuación. Y un tiro de afuera del área a los 12 minutos por parte de De La Cruz, que Romero despejó por arriba del travesaño; seguían mostrando a River más cerca del gol que Boca.
A los 19, una pelota perdida por Advíncula y una pronta recuperación de River sobre la mitad de cancha, terminó en una combinación del local para poner a Solari en chances de disparo, pero el palo le negó la apertura del tanteador.
Para entonces la tensión e incomodidad en el público local era notoria. Y es no es para menos: Boca había estado en circunstancias similares en otros superclásicos y se había terminado imponiendo con algún gol solitario.
A los 22, nuevamente Villa para Boca puso en incomodidad a Armani, mediante un tiro libre. Pero el arquero campeón del mundo pudo controlar y enviar al córner.
Sobre el final del partido y cuando parecía que terminaría en empate, favoreciendo la racha que mantenía Boca sobre River, a los 45 minutos del segundo tiempo, un centro atrás desde la izquierda, terminó en falta y penal para River. Un nuevo penal para el equipo de Demichelis a quien le cobraron a su favor 8 penales en las 11 fechas que lleva el campeonato argentino.
Desde las tribunas bajó un estruendoso festejo por la oportunidad, similar a si hubiese convertido el local. Los jugadores de Boca preguntaban si realmente había sido penal de Sandez a Solari, pero el árbitro Herrera no dudó y lo ratificó, sin consultar al VAR.
Los ánimos muy caldeados y a punto de explotar, aguantaron apenas hasta que el 9 colombiano de River, Miguel Ángel Borja, cambió por gol ante Romero, en una ejecución correcta y al palo contrario a donde se tiró el arquero xeneize. Y entonces se desató el espectáculo dantesco.
La algarabía y festejo descontrolado riverplatense devino en burla por parte de Palaveccino a jugadores de Boca, quienes reaccionaron, primero de buena manera y luego, ante el tumulto y empujones, con descarga de emociones por doquier.
Mientras Borja festejaba en el córner y Demichelis, con ojos llorosos, hacía lo propio con su cuerpo técnico, se destaba la batalla en el medio del campo.
Tras los tumultos y pelea entre ambos equipos, el árbitro Herrera expulsó a un jugador titular de River, Palaveccino, quien había incitado la reacción xeneize, y dos suplentes: Centurión y Gómez. Por el lado de Boca, Equi Fernández, Valentini y Merentiel, fueron expulsados también, seguidos por su DT, Jorge Almirón. 3 de un lado y 4 del otro.
Al reanudarse el juego para completar el tiempo adicional que había marcado el equipo arbitral, Boca contaba con 8 jugadores y River con 10. El peligro, sin embargo, no llegó a concretarse y tras apenas 2 minutos de juego, se desató el festejo riverplatense que rompió una racha xeneize, pero a la vez prolongó otras.
River sigue puntero, Demichelis ganó su primer superclásico de local y tras una semana muy complicada para los millonarios, y pudo darle a todos los hinchas un festejo de desahogo sobre el final del superclásico que, como él mismo declaró, resultó “muy fuerte ganarle a Boca en el último minuto”.
